El Sabe
Me senté en nuestro porche hace unas semanas, mirando las estrellas. Y no pude evitar pensar en el que los hizo. Totalmente cleche, lo sé. Pero en serio. ¿Cómo podemos mirar hacia arriba a un cielo llena de las estrellas y no pensar en Dios? Recuerdo que miré a la luna crescente y me di cuenta de que la sección oscura era nuestra sombra, y en ese mismo momento 93 millones de millas en la dirección opuesta el sol seguía brillando como normal. Y yo estaba atrapado en el medio. Me hizo sentir muy pequeño. Y me ayudó a recordar que Dios es realmente grande.
En ese momento se me ocurrió un verso: “Mas él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro.”
Puede parecer no relacionado, pero en un momento en que el mundo estaba empezando a darse cuenta de lo molesto que sería el Coronavirus, y como ore por diversas necesidades en mi propia vida, era un recordatorio bienvenido.
A veces sentirse pequeño es algo bueno. Ayuda a poner nuestros problemas en perspectiva.
Desechemos este verso y estudiamos un poco a la vez.
Él sabe donde estas.
Dios sabe donde esta. Conoce todas las dudas, cada miedo. Sabe lo que hace la economía, y dónde se está propagando el virus. Sabe cómo es tu cuenta bancaria, y lo frustrante que fue ir a comprar comida la otra semana. Sabe que tu cara pica la máscara y que estás preocupada por tu trabajo. Y el futuro. Lo sabe.
No estaba sorprendido ni preocupado por los acontecimientos en nuestro mundo. Pero él lo sabía, mucho antes de que naciéramos. Así de sorprendido fue Dios al girar los acontecimientos este año. Así de grande es.
¿Quién sabe? Dios sabe.
Él. Lo sabe. Dónde Tú. Estas.
Exactamente donde estás. En el mapa, en su mente, sobre la “curva corona”. Dios sabe dónde estás.
No es sólo el hecho de que sepa dónde estás, es El hecho de que sabe dónde estás. Lo hace. El Dios del universo. El que puso el mundo en movimiento y puso las estrellas en el cielo. El que curó a los enfermos. Quien viste las flores, y ve cuando cae cada gorrión. Lo sabe. Jesús lo sabe. Jesús sabe dónde estás.
Sabe dónde estás, y te ama.
Sabe dónde estás y está haciendo algo.
Está haciendo algo para la situación, y está haciendo algo con la situación.
En este verso Job dice “cuando soy juzgado”. (esta frase indica que hay un final en mente. Su juicio no es el final para él. Pero el juicio tiene un fin. El problema que Job se enfrenta actualmente no va a durar para siempre, es temporal. Alá está en proceso de hacer algo sobre su situación. Como está en proceso de hacer algo con la tuya. En medio de su juicio Job tuvo problemas para ver lo que Dios estaba haciendo. Pero aunque no pudo ver lo que estaba pasando, tenía fe en que Dios estaba haciendo algo.
Job estaba convencido de que aunque no podía ver a Dios en ese momento vería a Dios en algún momento en el futuro.
Dice en Job 19:23-27
¡Quién diese ahora que mis palabras fuesen escritas! ¡Quién diese que se escribiesen en un libro; Que con cincel de hierro y con plomo Fuesen esculpidas en piedra para siempre! Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios; Al cual veré por mí mismo, Y mis ojos lo verán, y no otro, Aunque mi corazón desfallece dentro de mí.
Me encanta que job diga “oh que mis palabras fueron escritas en un libro”. Dios estaba escuchando y concediendo su petición.
Pero también tenía confianza en que el proceso en que estaba llegaría a su fin, y que al final vería a Dios.
Al igual que nuestro proceso llegará a su fin, y cuando lleguemos al final miraremos atrás y veremos a Dios.
Por último, vemos que Dios estaba haciendo algo con la situación de los puestos de trabajo. Dios no sólo pondrá fin a la situación del trabajo, sino cuando haga Job saldrá de ella como El oro!
En los antiguos días el método utilizado purificar el oro era bastante peligroso. El oro tuvo que derretir el oro, y quitar las impurezas que subieron a la cima. El oro se derrite a 1948 grados, y se hierve a unos 5000 grados. Tenías que hacer un gran fuego si querías purificar cualquier oro. Pero, después de tiempo, después de calentar y robar, el oro sería puro y limpio de cualquier cosa que lo contaminara desde dentro. El hacedor sabía que el oro era puro cuando podía ver su reflejo en el oro. Eso es exactamente lo que Dios está haciendo en nosotros… si le dejamos en tiempos de dificultad.
A veces pasamos por momentos difíciles cuando nos están purificando. Es la gracia de Dios que está dispuesto a trabajar con nosotros y a seguir convirtiéndonos en lo que necesitamos ser.
Hay dos claves importantes para seguir a Dios en tiempos difíciles.
Confía. Confía en que Dios tiene el control. Confía en que Su voluntad y su camino es lo mejor. Confía en que Él te sacará y confía en que está haciendo algo en ti.
Ríndete. Ríndete a lo que sea que sea. Ríndete a Sus planes y a Su manera. Cuando dice por dónde ir, di “sí Señor”. Cuando te demuestre tu falta de fe, elija creer.
Él sabe cómo se toma. Y cuando seas juzgado… cuando todo esto termine… saldrás como el oro.